El dilema de la amistad bien entendida
La última comedia de Ron Howard resulta ser una interesante pintura de una situación común pero poco reflejada en la cartelera actual. ¿Existe un límite para compartir la información con un amigo sin ser desleal? ¿El ejercicio de la lealtad tiene mayor valor que la felicidad de la persona a quién se la debemos? Cine para disfrutar, pensar y debatir.
Dos amigos y socios que han logrado compartir ese grado de amistad con sus parejas, parecen tener un lazo inquebrantable. Pero cuando uno de ellos se convierte en testigo de la infidelidad de la esposa del otro, se plantea si debe intervenir en esa delicada situación marital.
La comedia "El dilema" (The dilemma, 2011) dirigida por Ron Howard (El código Da Vinci) puede tomarse como entretenimiento liviano pero eso no impide que abra interrogantes sobre un tema tabú: ¿La amistad implica una lealtad tan incondicional que resulte destructiva en su aplicación?
Vince Vaughn repite el papel que más le reditúa, (Alter ego de su personaje stand up full time) pero esta vez terminará aprendiendo más de él que de costumbre. Kevin James es la víctima de engaño que vive mejor en las sombras, Winona Ryder la adúltera que eligió ese camino para descomprimir una situación desbordante, y Jennifer Connely la esposa del hombre entre la espada y la pared que comienza a ponerse paranoica con el extraño comportamiento de su esposo.
Si el espectador es de aquellos que se quejan de la moralina que pregona la mayoría de las producciones mainstream que vienen del norte, se encontrará con algo refrescante.
Uno de los elementos más interesantes es la ausencia de juicios de valor que se vendan como inobjetables, aún puestos en boca de los personajes en los cuales tendrían mayor peso.
Cuando Nick (James) le reprocha su actitud a Ronny (Vaughn) diciéndole "Hiciste todo mal" da la sensación de que hubiese elegido las mismas palabras en cualquiera de los casos en los que hubiese tomado partido. Porque no hay una sola realidad ni un sólo camino en situaciones como ésta. Y eso nos plantea un rico debate: ¿Un amigo merece siempre recibir la verdad aunque le duela y atente con destruir su vida por completo?
Si hay algo que pueda ser afirmado luego de ver la cinta es que el cine comercial necesita de más productos como éste. Necesita menos verdades procesadas para que sean mejor digeridas y definitivamente, más dilemas.
